Ángel Gonzalo, jefe de Internacional de Onda Cero, por su cargo, es profeta en la tierra de los demás. Nació
hace cincuenta y seis años en Madrid, lo que significa que en razón de su edad
ha tenido ocasión de escuchar la mejor música que se ha hecho hasta la fecha.
En
esta misma ciudad se licenció en Periodismo y a lo largo de su carrera
profesional ha trabajado en la Cadena SER, el diario YA y en Onda Cero, a cuyo
equipo fundador se incorporó en 1990.
FOTO: En el aeropuerto de Sarajevo, en 1996, tras el asedio más prolongado en la historia de la guerra moderna, con sus 'hermanos' José Miguel Azpiroz (entonces, COPE) y Ernesto Estévez (SER) .
Lleva treinta años dando vueltas por el mundo, y ello le ha permitido situaciones tan variopintas que nos contará en directo, como, por ejemplo, ser testigo presencial de la felicidad de Obama cuando ganó las primeras elecciones o de estremecerse por la enorme corpulencia de Helmut Kohl compartiendo urinario.
Lleva treinta años dando vueltas por el mundo, y ello le ha permitido situaciones tan variopintas que nos contará en directo, como, por ejemplo, ser testigo presencial de la felicidad de Obama cuando ganó las primeras elecciones o de estremecerse por la enorme corpulencia de Helmut Kohl compartiendo urinario.
El
próximo 3 de noviembre vuela a Nueva York para contar en los micrófonos de la
radio de Atresmedia quién ocupará la Casa Blanca los próximos cuatro años. De
todos modos, reconoce que su asignatura pendiente es entrevistar a Clint
Eastwood y a los Eagles.
En California, el pasado verano.
En 2000 le fue impuesta la Cruz de Isabel la Católica y posee también el Premio de Periodismo Europeo Salvador de Madariaga. Para algunas cosas se confiesa “fundamentalista”, por ejemplo en su amor al Real Madrid y a la Mahou, dos aficiones que dice llevar insertas en el ADN. Pero también lo es para sus gustos musicales, porque nada le atrae más allá de las fronteras del blues, el country o el rock and roll.
En 2000 le fue impuesta la Cruz de Isabel la Católica y posee también el Premio de Periodismo Europeo Salvador de Madariaga. Para algunas cosas se confiesa “fundamentalista”, por ejemplo en su amor al Real Madrid y a la Mahou, dos aficiones que dice llevar insertas en el ADN. Pero también lo es para sus gustos musicales, porque nada le atrae más allá de las fronteras del blues, el country o el rock and roll.
Le
apasiona pasear por París, Chicago o San Francisco, aunque sueña con poder
retirarse mucho más cerca, viendo las estrellas en su playa de Denia.
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